viernes, 20 de marzo de 2009

Lo que pensamos hacia el otro...


UN ENEMIGO CUALQUIERA.


Existen personas en el mundo que solo buscan hacer el mal, quizás por envidia, porque no tuvieron las cosas que quisieron, no tuvieron el hombre o mujer deseado a su lado ó si lo tuvieron quisieran que estuvieran y ya no puede ser...Y por muchas cosas más.

Otras nos dejamos consumir por el odio, la desesperación, el desamor, el hubris, la desesperanza, los problemas, la tristeza...Y no nos damos cuenta de que estamos cavándonos un hoyo en nuestras vidas, en nuestro corazón y en nuestra alma.

Nos alejamos de las cosas maravillosas que tiene la vida como son: Dios, la familia, el amor, lo maravilloso de estar vivos y que todo eso lo podemos disfrutar y brindar a las demás personas que nos rodean.

En esto me incluyo porque en algún momento pasé por alguna de esas cosas.
Y desde hace unos días me he dado cuenta de que no debemos hablar o pensar sólo las cosas negativas de la vida y de las personas y más si es de aquellas a las que supuéstamente hemos amado o amamos todavía y más cuando tenemos cosas en común ya sea como parejas o como familia o como hermanos en Cristo Jesús.

De qué vale que la sociedad se entere sólo de esas cosas. Lo bonito y lo bueno dónde queda, al parecer en muchos casos lo malo empaña todo lo bueno de la vida y de las personas y nos creamos una ceguera de las cualidades y virtudes que los demás poseen.

Es muy bueno pisotear de palabras y de hechos y a veces ni siquiera tenemos la dignidad ni la moral para hacer eso con los demás.¡Hipócrita! saca primero la viga de tu ojo y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano,(Mateo 7:5).
Porque sin darnos cuenta nos convertimos en enemigos.

Decimos cosas bellas pero no hemos limpiado nuestra bandeja que es nuestro corazón.
Supuestamente creemos en Dios y hacemos todo lo contrario con nuestros hechos, cuando Jehová dice claramente en su palabra que amemos a nuestros enemigos, bendigamos a los que nos maldicen, hagamos el bien a los que nos aborrecen y que oremos por los que nos roban y nos persiguen,(Mateo 5:38).

Meditemos y reflexionemos porque el amor todo lo puede y sana todas las heridas.



Foto: cortesía de google.

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Lo que no queremos que nos hagan a nosotros, no debemos de hacerlo para con los demás. Evaluemonos para poder avanzar.